Introducción


“Yo creo que el arte es una obsesión de vida y, después de todo, dado que somos seres humanos, nuestra mayor obsesión somos nosotros mismos. Luego puede que los animales, y luego puede que los paisajes.”



Bacon


Con estas palabras, Francis Bacon defendía la figuración en un momento en que parecía condenada a desaparecer bajo el auge de la abstracción.

Bacon
Cada época necesita volver una y otra vez sobre sus propias imágenes para dar respuesta a nuevos sentimientos de mayor intensidad que las obras del pasado ya no pueden satisfacer.

Bacon

La imagen de Julio Lavallén registra una inédita densidad en la figura humana, cuya génesis plástica deviene como fusión de su temperamento tanto instintivo como cerebral, asumiendo como lo hizo Bacon el legado de la historia. Obras y artistas del pasado como del presente conforman puntos de partida y referentes necesarios para comprender mejor su vida y producción.

Klimt

Los encuadres y los encasillamientos de los artistas en diferentes categorías o corrientes siempre son arbitrarios y si se profundiza un poco más en ellos resultan hasta ridículos.

Klimt
Podría decirse que la obra de Julio Lavallén es figurativa, esta clasificación no sería errada, considerando que el tema central de su obra es la representación de la figura humana. Pero en rigor, todo arte es figurativo y, a la vez, abstracto.

Szalay

Más ajustado sería hablar de un mayor o menor grado de iconicidad, es decir, la posibilidad de leer en la imagen signos que nos remiten a tal o cual objeto, persona, animal o paisaje pero siempre la imagen es una abstracción del mundo. Una vaca pintada o dibujada no es una vaca real.

Szalay

En la escritura de la imagen, hay además un valor agregado, un juicio, una significación emocional que no es inherente al objeto sino a la representación, a la mirada de quien la realiza.

Schiele

Para Lavallén los motivos pictóricos están al alcance de la mano. Su tema es el mundo que lo rodea, la gente común, el cuerpo humano. Sus imágenes son el resultado del encuentro con el modelo y su mirada, necesariamente intencionada.

Schiele

Son cuerpos, paisajes u objetos adjetivados. En su obra, la imagen se configura como fenómeno, en el sentido filosófico que le adjudica la fenomenología, para la cual el “fenómeno” es el ser en cuanto aparece a la conciencia, se manifiesta o se revela al pensamiento.

Schiele

En la intuición la conciencia llega a las esencias de los fenómenos. Es la conciencia quien vivencia y reflexiona intencionadamente sobre los objetos o “cosas fenoménicas” para significar, nombrar y dar sentido a lo representado. La inmediatez de lo humano en sus figuras, su condición de ser, las convierte en objeto fenoménico frente a la mirada del espectador. Por eso, sus personajes no son de aquí ni de ahora; son de ayer, de hoy y serán de mañana, como los bufones de la corte que pintó Velázquez. Retoman la existencia en cuanto nos enfrentamos a ellos.

Berni

La imagen habla desde la sensación y la conciencia reflexiona a partir del manejo del color, la línea, la mancha, las variaciones de un tono, la figura y el fondo.

Berni

Desde sus inicios y en diferentes momentos de su trayectoria, Lavallén encuadra la figura humana dentro de deformaciones expresionistas. Indaga en diferentes técnicas y se vale de múltiples recursos expresivos como el uso del dripping, la línea abierta o sfumato, rayados y pinceladas con barridos muy gestuales. Pero si la historieta y sus personajes se ligan a la literatura por ser un género narrativo, su obra elude toda anécdota.

Castagnino

En escenas de grupo, la imagen recrea situaciones, climas. Más frecuentemente los personajes se presentan aislados dentro de su entorno y en poses equilibradas o acrobáticas que parecen detenerlos y exponerlos como frente a una cámara-testigo, enamorada de su humana presencia. Los modelos varían, pueden ser desde aquellos personajes humildes y olvidados de la sociedad -indigentes, enanos, ancianos-, hasta mujeres de excesiva carnalidad o esbelta belleza.

Castagnino

Su destreza natural para el dibujo, lo ubica como uno de los artistas argentinos más dotados. Se define autodidacta y, en rigor, su aprendizaje ha sido asistemático, comenzando por el taller de plástica de su barrio en Concordia, bajo la dirección de su primera profesora, Gladys Rodríguez.

Castagnino

Su cultura visual es amplia, profunda y erudita, nunca ligada a una corriente o una moda. A pesar de mantener una constante relación con su entorno, amigos, vecinos y colegas, es un artista solitario.

Gorriarena

Sus diálogos con la plástica lo emparentan con quienes como él indagaron en la figura humana. Las citas o apropiaciones a veces concientes y otras no, se filtran en algunos gestos, técnicas o expresiones en las que es posible descubrir a interlocutores como Rembrandt, Goya, Picasso, Schiele o Bacon.

Gorriarena

En nuestro país son nombres como los de Spilimbergo, Berni, Castagnino, Gorriarena y Alonso, quienes marcaron una importante tradición figurativa y expresionista. La obra de Julio se enrola dentro de ésta significativa línea expresiva. Además, si lo figurativo es una corriente de peso en Argentina y el resto del continente, es porque la figuración permite hablar al artista sobre una realidad que es adversa en lo social, que está atravesada por la marginación o la desigualdad. Sin embargo, la imagen de Lavallén no es discurso político, ni tratado sociológico. Quien se detenga en una literalidad descriptiva es porque no es conciente del poder que la imagen posee para sugerir y aludir aún en la oblicuidad discursiva.

Alonso

La vida, obsesión del arte según Bacon, campea entre la cultura que impone normas y conductas sociales al hombre y la tiranía que también le impone su naturaleza animal, su cuerpo.
Alonso

Este amplísimo espectro que toca lo humano desde las formas más sublimadas de la belleza hasta la indagación más profunda en aquellos espacios de la mente humana que alojan la locura, el crimen y el horror, es el registro completo abarcado por Lavallén quien, cual músico, conoce el número de escalas y alturas con las que cuenta a la hora de componer.


Spilimbergo

Así como Pier Paolo Pasolini supo unir la exquisitez de la forma, su innata sensibilidad estética de raíz italiana, a la exposición más franca de la naturaleza humana: el sexo; como también en la literatura argentina, Oliverio Girondo renovó la poesía vitalizando el lenguaje con un poco más de carne y sexo; la obra de Julio compromete la inexorable presencia del cuerpo con la invisible pero categórica marca que la cultura le impone.

Lavallén sabe que las posibilidades expresivas de soportes tradicionales como la tela y el óleo son infinitas y que la contemporaneidad de la imagen no está en negarla.

Se suman a la pintura y el dibujo sus trabajos escultóricos, sus propuestas de instalaciones y la realización de videos lo que lo convierten en un hacedor, en tanto plasmador de ideas que encarnan en la forma.

El eje temático en las tres dimensiones, sigue siendo la figura humana y el trabajo de modelado se relaciona sin solución de continuidad con las mismas búsquedas que desarrolla en el plano.

La contundencia de la realidad fenoménica, la condición humana es para él un acto revelador cargado de sentido, lo que para la filosofía es la axiología.

La revisión de la historia del arte, a través de las citas o temas lo colocan dentro de los parámetros que definen la posmodernidad, salvo porque nunca el pasado es parodia, ni el presente está cargado del pesimismo que podemos encontrar en artistas como Jake & Dinos Chapman o Cindy Sherman.

La imagen de Lavallén es fundamentalmente culta, sensible y refinada. Cabe parangonarla, especialmente su última producción, con la obra de Gustav Klimt y Egon Schiele. Pero mientras que ellos interpretaron el refinamiento morboso de la Europa burguesa de fin de siglo, éste descubre la belleza en un mundo cotidiano y dentro de un espectro social amplio.

En sus últimos trabajos también rememora un clima simbolista y preciosista en la serie sobretablas en la que retoma el soporte especialmente ligado a la Edad Media, la madera. En su caso, listones rústicos a los que imprime texturas de dorados o plateados que evocan fondos bizantinos. Los cuerpos femeninos dominan el espacio cargados de sensualidad que no excluye el deseo sexual, mientras que en los más recientes trabajos el sexo se reduce a clave sígnica, sin perder carnalidad.

La producción de Lavallén es prolífica, para elaborar esta investigación contamos con un archivo fotográfico de más de 1400 obras desde sus comienzos, a fines de los años setenta, hasta el año 2007.